Yulimar selló
un nuevo triplete en Oregón
La venezolana es la primera mujer en la historia en conseguir
tres títulos mundiales al aire libre
La venezolana ha escrito una nueva
página en la historia del atletismo, este lunes 18 de julio de 2022, al
conseguir su tercer título mundial en Salto Tiple al aire libre.
Nadie más había conseguido algo
similar. Con dos títulos mundiales, Yulimar tenía un empate técnico con la rusa
Tatiana Lebedeva, la cubana Yargelis Savigne y la colombiana Catherine
Ibargüen. Eso es cosa del pasado.
La campeona olímpica de Tokio 2020 es
la reina absoluta del Salto Triple.
Sobreponiéndose a la inactividad
Luego de varias semanas de ausencia,
por lesión, Yulimar reapareció en el Mundial de Oregón para seguir enalteciendo
el tricolor venezolano.
Y, aunque no se vio del todo cómoda,
no tuvo competencia alguna.
Abrió con un modesto salto de 14.60
metros. Pero en su segundo intentó hizo vibrar EEUU con un registro de 15.47 m
que le aseguró el oro.
Ansiosa por romper el récord de los
mundiales al aire libre (el 15.50 m de Inessa Kravets), Yulimar continuó
saltando. Pero en su tercer intento se quedó en 15.24 m, tuvo luego un par de
saltos nulos, y cerró con 15.39 m.
Sonrió con picardía tras su último
intento, sabiendo que algo le quedó pendiente. Pero celebró a lo grande junto a
quienes la apoyaban en Oregón.
Recorrió la pista con la bandera en
hombros y beso la medalla mientras se escuchaba el Gloria al Bravo Pueblo.
Seis veces reina
Yulimar Rojas, la muchacha de una
popular zona del estado Anzoátegui, es una leyenda, orgullo de Venezuela y
Latinoamérica en pleno.
No se ha visto en su disciplina
ninguna atleta como ella. Su hegemonía es un hecho.
El espectacular triunfo en Oregón se
une a los conseguidos en Londres 2017 (14,91 m) y Doha 2019 (15,37 m). Y
replica, además, lo que hecho bajo techo en:
·
Portland
2016 (14.41 m)
·
Birmingham
2018 (14.63 m)
·
Belgrado
2022 (15.74 m)
Seis son ya los títulos mundiales que
suma la primera y, hasta ahora, única campeona olímpica de Venezuela. Y su
historia está lejos de terminar.
“Aún queda mucho por dar”, dijo
firmemente hace algunas semanas.
París 2024 está el horizonte y, cada
vez es más grande, el sueño de saltar 16 metros y firmar un doblete combinando
glorias en el Salto Triple y el Salto de Longitud.
ulimar Rojas llegó a ir segunda en la final de triple salto del Mundial de
Oregón. Quizás eso sea lo más reseñable de un concurso en el que confluían dos
tipos de atletas: las 'humanas', que luchaban por la plata y el bronce y
alcanzar los 15 metros, y la 'diosa' venezolana, que perseguía un nuevo récord
del mundo y acercarse a esa barrera casi mitológica de los 16 metros.
"Yuli
está bien. Está fina y rápida. Vamos a ver qué es capaz de hacer", decía
un día antes entre bambalinas Iván Pedroso,
el hombre que ha cincelado a fuego el interminable cuerpo (1.92) de la
sudamericana, que atesora un físico portentoso y
una cabeza privilegiada en la que se mezclan la ternura de
una niña y la ambición de una guerrera.
Rojas arrancó el concurso con un salto de
14.60 (+0.3), una distancia más que respetable en las piernas de cualquier
otra triplista del planeta pero que en su caso es una marca casi desechable.
Tras salir del foso y sacudirse la
arena, la venezolana pedía calma a la grada.
El asunto
es que la jamaicana Shanieka Ricketts,
que ya había sido segunda en Doha 2019, voló hasta los 14.89 (+1.7) en su
primer intento, liderando la prueba tras la primera ronda. Una distancia que
finalmente la tiñó nuevamente de plata -cerró el podio la estadounidense Tori
Franklin con 14.72-.
La 'broma' duró un suspiro, el tiempo que
tardó Yuli en poner las cosas en su sitio con un segundo salto de 15.47
(+1.9), el sexto más largo de siempre y el segundo de la
historia de los mundiales tras el antiguo récord del mundo (15.50) de Inessa
Kravets en Goteborg 1995.
Con el oro
en el zurrón, empezaba una nueva final para Yulimar. La
venezolana pasaba por boxes y hablaba largo y tendido con Pedroso,
que le daba indicaciones para los cuatro saltos restantes.
El tercero
fue también bueno (15.24) pero fue en el cuarto donde acarició su confeso
objetivo, el de un nuevo récord mundial. De hecho, Yuli
salió disparada del foso como un resorte celebrando un
salto que parecía larguísimo.
El asunto
es que pisó la tabla con claridad
(12.2 centímetros) e invalidó un vuelo que rondaba los
15.75. El viento además era excesivo (+3.4), así que no hubiera valido a
efectos de plusmarca.
Yulimar Rojas llegó a ir segunda en
la final de triple salto del Mundial de Oregón. Quizás eso sea lo más reseñable
de un concurso en el que confluían dos tipos de atletas: las 'humanas', que
luchaban por la plata y el bronce y alcanzar los 15 metros, y la 'diosa' venezolana,
que perseguía un nuevo récord del mundo y acercarse a esa barrera casi
mitológica de los 16 metros.
"Yuli está bien. Está fina y rápida.
Vamos a ver qué es capaz de hacer", decía un día antes entre bambalinas Iván
Pedroso, el hombre que ha cincelado a fuego el interminable
cuerpo (1.92) de la sudamericana, que atesora un físico portentoso y
una cabeza privilegiada en la que se mezclan la ternura de
una niña y la ambición de una guerrera.
Rojas arrancó el concurso con un salto de 14.60 (+0.3), una distancia más
que respetable en las piernas de cualquier otra triplista del planeta pero que
en su caso es una marca casi desechable. Tras salir del foso y sacudirse la
arena, la venezolana pedía calma a la grada.
El asunto es que la jamaicana Shanieka
Ricketts, que ya había sido segunda en Doha 2019, voló hasta
los 14.89 (+1.7) en su primer intento, liderando la prueba tras la primera
ronda. Una distancia que finalmente la tiñó nuevamente de plata -cerró el podio
la estadounidense Tori Franklin con
14.72-.
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